El cantante James Fortune había estado en el top de las listas de música góspel. Pero hace pocos meses puso su carrera en riesgo. Él se enfrentó a un juez y se declaró culpable de agredir a su esposa. Ahora está saliendo lo positivo del incidente. En una entrevista exclusiva con CBN News, él dijo que espera que esto inicie una conversación muy necesaria sobre la violencia doméstica en la Iglesia.
La música de James Fortune ha sido muy popular por más de una década.
“El ministerio era mi vida, es todo lo que he conocido. Empecé a tocar la batería a los cinco años de edad”, dice Fortune.
Fortune es hijo de un predicador de Texas. Él ha grabado siete álbumes, obtuvo dos nominaciones al Grammy y se ha presentado ante multitudes de todo el mundo.
Pero en marzo, el cantante y compositor cambió esa audiencia, por la sala donde se declaró culpable de agredir a su esposa.
A Fortune se le dio cinco años de libertad condicional y pasó cinco días en la cárcel. Él relata cómo fue esa experiencia.
“No puedo imaginar nada más que eso. Fue rudo. Tuve mucho tiempo para pensar, ¿por qué estoy aquí? ¿Qué estoy haciendo? Porque he cantado en tantas prisiones. He ministrado en cárceles, me refiero a prisiones de máxima seguridad y compartido el Evangelio. Y ahora, estoy aquí encarcelado”, indica.
Él todavía cumple 175 horas de servicio comunitario. ¿Qué implica eso?
“Lo que necesite la ciudad: recoger basura, cortar el césped… No es en un lugar frío. Es en Houston, Texas donde hace mucho calor”, expresa Fortune.
La esposa de James, Cheryl, está legalmente separada y no puede tener contacto por los próximos cinco años. Ella no quiso hablar en público, pero le envió esta declaración a la corte: “Espero que puedas conseguir ayuda. Ayuda en serio. Aunque este periodo de prueba pueda ser como una advertencia, espero que veas este momento como una forma para mejorar y cambiar algo dentro de ti para el futuro”.
Hay informes que dicen que Fortune la tiró contra una pared, la golpeó con un banquillo y la echó de la casa. Él aclara lo sucedido.
“No hubo huesos rotos, ni heridas internas. No hubo rotura de pelvis. Esos informen son falsos. Que la golpee con un banquillo es falso. Como dije, sí puse mis manos sobre ella y la retuve físicamente y la eché de mi habitación. Esto fue difícil para mí porque mucha gente dice que no se debe hablar, que lo deje pasar. Dejar que la gente se olvide de eso y seguir adelante. Pero conforme oraba, mi espíritu no estaba tranquilo. Dios me hizo ver que debía compartir mi historia porque la violencia doméstica es algo que no se habla en la Iglesia. Y así estoy, básicamente sacando todo y diciendo, sabes qué, yo era un autor de la violencia doméstica. Yo era un agresor en más de una forma. Pero creo que es la manera en que Dios me está curando”, relata.
¿Qué ha pasado después de la agresión?
En lugar de solo estar creyendo y orando, Fortune está plenamente involucrado en la sanidad.
Desde la agresión en 2014, ha estado en terapia y permitió que nuestras cámaras estuvieran en una de las citas.
“He aprendido mucho más ahora, ya que he estado en terapia por casi 18 meses. Yo era un autor de la violencia doméstica, era un agresor. Pensé que la violencia doméstica era solo pegarle a mi esposa, o darle una cachetada. Pero descubrí que hay 18 formas de abuso y solo una de ellas es física. Entonces, no empezó con algo físico. Esa noche, eso fue lo que me hizo ser arrestado, obviamente. Pero había otras formas de abuso, yo era un autor de la intimidación. El privilegio masculino”, relata Fortune.
Ciertamente, Fortune no es la víctima de esto. ¿Pero qué ha perdido como resultado?
“No se puede indicar una cantidad. Incluso ahora, hay tantas iglesias que no me quieren en su congregación, no quieren nada que ver con mi ministerio. Muchos conciertos fueron cancelados. Por supuesto, el programa de radio fue cancelado. Y quien sabe cuáles conciertos se iban a dar, pero la gente dice, ‘saben qué, no podemos tener nada que ver con ese nombre’. Pero ese no ha sido mi enfoque. Hubo un tiempo donde no pensaba que fuera a llegar a este lugar para sentir lo que siento ahora. Era un lugar donde parecía que no había ninguna luz al final del túnel”, comenta.
Fortune cuenta el duro momento cuando intentó suicidarse.
“Empecé a tomar antidepresivos para poder dormir, porque no había podido dormir durante varios días. Entonces, los tomaba para descansar un poco y empecé a sentirme tan culpable por lo que había hecho, las malas decisiones que había tomado en mi vida y simplemente no sentí que tenía algo porqué vivir”.
Él cuenta que lo detuvo para no suicidarse…
“Umm… las personas que estaban orando por mí. Mucha gente me decía: ‘James, no todo acabó, no es el fin’. Muchos pastores y líderes cristianos alrededor de mundo me animaban. Pero, llega un punto donde uno piensa que no merece el perdón, que está fuera de la gracia. Para mí, personalmente fue recordar las oraciones de mi abuela cuando era niño. Y Dios me dijo: ‘James, las oraciones no caducan’”.
El cantante dice que lo más difícil de este proceso es estar lejos de su familia.
“Para mí, lo más difícil es separarme de mi familia. Incluso mis hijos no comprenden exactamente porqué su padre no está allí como antes. Trato de explicarles y que sepan que tomé una horrible decisión”, indica.
Fortune pasó seis meses separado de sus cuatro hijos.
Ahora … él los ve al menos una vez por semana.
En redes sociales, Fortune publicó que por favor oraran por este proceso, que Dios continúe restaurándole para ser un mejor hombre, padre y cristiano. Él relata cómo ha sido este proceso.
“Voy a ser muy honesto. El proceso ha ido más allá de mis expectativas. Mis ojos han sido abiertos. Sí, empezó de forma muy ruda y sí, quise acabar con mi vida. No creí tener una razón de vivir ni que mi vida tenía propósito. Pensé: ‘todo ha terminado’. Pero, ver cómo Dios puede cuidarme a diario. Yo seguía durmiendo y despertando, creyendo que habría un cambio. Conforme comparto con otros lo que Dios ha hecho en mi vida. Muchas personas me animan, en especial los hombres. Pero, igual varias mujeres me buscan y dicen: ‘Siempre oímos hablar a las víctimas, pero no al agresor sobre la procedencia, porqué sucede y cuál es su responsabilidad’. Entonces, el proceso lo veo como necesario”.
Y todavía hay más trabajo por delante para Fortune y su familia. Y algún día, quizás, más música…
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